Felipe Calderón Hinojosa busca el voto, pero en su primer programa transmitido a través de tele fórmula, pareciera que los únicos que sufragarán por el candidato panista serán los niños, ya que su comparación con el personaje de los Increíbles, mr. Increíble que hizo con respecto a él, es una apología de la insensatez mediática con que intentó buscar la simpatía de los electores. A diferencia del programa de López Obrador, la otra versión, donde se ha privilegiado la idea por sobre la imagen, en radio futura, el programa sabatino del candidato blanquiazul, se privilegió en su primera emisión, la megalomanía del aspirante presidencial y la carencia de una propuesta política. Con un referente tan simplista como comparar a sus competidores políticos como los jugadores de la selección mexicana de fútbol que fallaba los penalties, y a él, como la selección sub 17, campeona del mundo, Calderón busca el voto no por la propuesta política sino por la apuesta al chantaje de la edad: Que los jóvenes voten por mí, pues soy el más joven de los demás candidatos. Primer programa donde toma la imagen del cantante Bono de U2 y de Nelson Mandela para entretejer un punto de similitud donde, históricamente, no puede haber entre la derecha y los personajes que luchan por causas justas. Programa donde el candidato se presentó en vivo sólo por audio desde Yucatán, para robarle el escaso rating al presidente Vicente Fox. ¿Qué nos esperará si a los demás candidatos se le ocurriera también hacer un programa? Quien pega primero pega dos veces. López Obrador inició su programa la Otra versión que sorprendió a propios y extraños. Y como dijeran hasta el hartazgo los críticos cinematográficos, las segundas versiones jamás fueron buenas. |
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